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Activistas protestaban contra los bombardeos en la isla de Vieques.


Un manifestante huye de los gases lacrimógenos. 6 Abril 2002, Vieques, Puerto Rico. Gerald Lopez-Cepero

Mano dura en Vieques

por Ana Simo

7 ABRIL 2002. La Marina de EE.UU. arremetió ayer por la tarde con bombas lacrimógenas y balas de goma contra decenas de manifestantes que protestaban a la entrada del campamento naval de Vieques, contra los bombardeos de práctica que se llevan a cabo allí desde hace una semana.

El caótico enfrentamiento, que duró unos 45 minutos, dejó un saldo de tres manifestantes heridos y decenas afectados por los gases lacrimógenos. Tres militares recibieron pedradas, según la portavoz de la Marina. Fue el incidente más violento desde que el movimiento Fuera la Marina de Vieques empezó hace tres años.

Según la Marina, los disturbios fueron provocado por unos cuantos manifestantes que les tiraron piedras a los guardias militares apostados tras una valla de metal. Sin embargo, testigos oculares, entre ellos dos altos funcionarios del gobierno puertorriqueño, afirman que los militares atacaron primero, sin provocación, lanzando proyectiles por encima de la valla contra los manifestantes, algunos de los cuáles ripostaron entonces con cartuchos lacrimógenos vacíos y piedras.

Juan Fernández, encargado por el gobierno puertorriqueño de vigilar las maniobras de la Marina en Vieques, dijo que  los militares “están utilizando la fuerza de manera exagerada e innecesaria y violando los derechos constitucionales de la gente” y anunció que presentaría una queja oficial al mando militar. Fernández dijo que cree que los guardias tienen ahora órdenes de tratar con mano dura a los manifestantes o a quienes traten de infiltrarse dentro del campamento para protestar.

La nueva política de mano dura de la Marina empezó ya a notarse el viernes cuando  Ismael González, un obrero retirado de 67 años de edad, tuvo que recibir atención médica por haberse golpeado la cabeza contra una roca cuando fue arrestado por los militares al tratar de infiltrarse en el campamento con otras dos personas. La Marina dice que está investigando el incidente.

Pese a la mano dura y a la intensificación de las medidas de seguridad, una monja católica y un cura episcopal lograron penetrar en el campamento el sábado. Fueron arrestados de inmediato. Poco después, los militares arremetían contra los manifestantes.

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