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Iglesias en pie de guerra
Contra derechos humanos de gays en América Latina.
Por Jorge Alberto Chávez Reyes


El Cardenal mexicano Alfonso López Trujillo

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15 MARZO 2004. El Cardenal mexicano Alfonso López Trujillo, Presidente del Pontificio Consejo para la Familia, sonó la alarma hace poco en Puebla: "En diferentes parlamentos, especialmente en Europa, se inventan nuevos derechos humanos," dijo, refiriéndose a los de las parejas del mismo sexo o el derecho al aborto.

El Cardenal reflejaba así la actitud de la jerarquía católica latinoamericana hacia los llamados derechos sexuales y reproductivos: considerarlos una “invención” proveniente de países en donde se habría perdido el respeto a los valores cristianos.

Aunque la constitución de todos los países latinoamericanos consagra formalmente la separación entre iglesia y estado, la opinión de la jerarquía católica sigue teniendo un gran peso político. Ese poder lo está empleando ahora la Iglesia para tratar de frenar el avance de derechos que considera “inventados”.

A lo largo de su historia, la Iglesia Católica ha mostrado que conoce muy poco de sexualidad humana.

Según el historiador estadounidense John Boswell, a partir del siglo XIII, sobre todo, la Iglesia ha dado claras muestras de tener miedo a todo lo relacionado con la dimensión sexual del cuerpo humano. Quizás considere que la libido es incontrolable y subversiva, un peligro para una institución que se basa en un principio de autoridad jerárquica infalible y de origen divino, por lo tanto incuestionable.

Difícil, pues, que los jerarcas de la Iglesia puedan comprender asuntos como la anticoncepción oral de emergencia, la diversidad sexual, las uniones civiles y matrimonios entre personas del mismo sexo o la sexualidad de adolescentes y jóvenes.

El escritor portugués José Saramago lo dijo recién en Guadalajara, “la gran equivocación del catolicismo ha sido el cuerpo”. Y es que para muchos jerarcas éste no existe, y si se manifiesta hay que condenarlo.

La campaña de la Iglesia en contra de los derechos "inventados" se ha intensificado en los últimos meses debido a que hoy se inició la sesión anual de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra y allí se deberá votar la resolución de Brasil sobre derechos humanos y orientación sexual.

La resolución, cuya votación fue pospuesta el año pasado por una maniobra política de sus opositores, cuenta con el apoyo de los países de la Comunidad Europea, Canadá y Nueva Zelandia. Se oponen a ella los países islámicos. La posición de los Estados Unidos y los países de Latinoamérica es dubitativa. Sobre estos últimos la jerarquía católica está haciendo sentir su peso para que voten en contra.

Por ejemplo, cuando el Papa Juan Pablo II recibió al nuevo embajador de Argentina ante la Santa Sede, Carlos Luis Custer, le advirtió que "el legislador, y el legislador católico en particular, no puede contribuir a formular o aprobar leyes contrarias a las normas primeras y esenciales que regulan la vida moral”. El año pasado, Buenos Aires fue la primera ciudad de América Latina en reconocer derechos a personas del mismo sexo.

El Papa reiteraba lo ya expresado en noviembre de 2000, al celebrarse en Roma el Jubileo de los gobernantes, políticos y parlamentarios. El año pasado, la Congregación para la Doctrina de la Fe, la sección ideológica de la Iglesia, en dos oportunidades emitió documentos indicando cómo deberían votar los legisladores en temas referentes al "derecho a la vida" (aborto) y al reconocimiento legal de uniones entre personas homosexuales.

Hasta el momento, de los países latinoamericanos que integran la Comisión de Derechos Humanos, Honduras y México han dado indicios de que votarán a favor de la resolución presentada por Brasil.

En Perú, la sociedad civil convocada por la cancillería aconsejó votar a favor, pero falta ver que hará la Iglesia, que cuenta con el apoyo de varios parlamentarios del Opus Dei en el congreso. En Chile, el Partido Socialista (gubernamental) le ha pedido al Presidente Ricardo Lagos que vote a favor. Tanto allí como en Argentina, las organizaciones de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros vienen desarrollando campañas para lograr un voto afirmativo.

Mientras tanto, ya sea desde el púlpito o a través de los medios de comunicación, los obispos católicos de toda América Latina no cesan de reiterar su rechazo y su temor del “mal ejemplo” que viene del Norte. "Que no cunda el ejemplo entre los residentes de esta frontera, ya que se trata de una acción que va contra la naturaleza y las enseñanzas de la Iglesia Católica", dijo recientemente el obispo de Tijuana, Rafael Romo Muñoz, refiriéndose a la celebración de matrimonios entre personas del mismo sexo en San Francisco de California.

A la vez que ataca desde el púlpito, la Iglesia usa para su campaña a grupos que, aunque aparentan no tener que ver con la jerarquía, siguen ciegamente sus enseñanzas. Uno de los más activos es Human Life International con sede en Miami y tentáculos en muchos países latinoamericanos, donde funciona bajo el nombre de Vida Humana Internacional.

También hay grupos evangélicos protestantes que hacen campañas similares. Una delegación de "Enfoque a la Familia" llegó a Tegucigalpa la semana pasada para tratar de impedir que Honduras vote a favor de la resolución brasileña. "Enfoque a la Familia" es el nombre bajo el cuál opera en Latinoamérica Focus on the Family, el poderoso grupo derechista evangélico estadounidense con sede en Colorado Springs, cuyos ingresos ascendieron a casi 128 millones de dólares en 2003. La delegación que llegó a Honduras procedía de Costa Rica, donde "Enfoque a la Familia" tiene una sucursal.

En Perú, un grupo vinculado con Focus on the Family, denominado Movimiento Nacional Pro Valores, publicó un aviso pagado en Correo, un diario nacional, bajo el título “¿Está en peligro el matrimonio?” En él se niega el derecho de las personas homosexuales a ver reconocidas sus uniones y se pide la reafirmación legal de que el matrimonio es entre hombre y mujer. Esto último es innecesario en Perú porque tanto el código civil como la Constitución vigentes ya definen así el matrimonio.

En su ofensiva contra los derechos humanos de gays y lesbianas, la Iglesia Católica y otras confesiones cristianas con posturas igualmente homofóbicas han encontrado la ayuda del actual gobierno de Estados Unidos.

“El gobierno de George Bush está canalizando recursos económicos por más de 10 millones de dólares a través de iglesias cristianas para que propuestas de ley como la de Sociedades de Convivencia no se aprueben en países latinoamericanos,” denunció Enoé Uranga, ex diputada del gobierno de México DF y activista lesbiana.

A pesar de ello, el Vaticano, la derecha evangélica y el gobierno de Bush no siempre se salen con la suya. En Santiago de Chile, una conferencia que reunió a 300 ministros de salud pública y otros representantes de 38 países de las Américas, acaba de ratificar que "los derechos reproductivos y sexuales de la mujer son esenciales para el desarrollo económico". Estados Unidos fue el único país que votó en contra.


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