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Doble Crimen en Tamaulipas
Tortura, homofobia y narcotráfico en la frontera de México.
Por Jenaro Villamil


Hiram Oliveros y Mario Medina

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MÉXICO, DF, 30 AGOSTO 2004. "Te vamos a desaparecer. Ya sabes que se desaparecen todos aquí". Esas fueron las palabras de los agentes judiciales del estado de Tamaulipas que el 26 de marzo detuvieron en su domicilio de Nuevo Laredo a Mario Medina, un ciudadano estadounidense de 23 años, y a su pareja, Hiram Oliveros, un mexicano de 28 años, acusándolos del asesinato, una semana antes, de su vecino, el combativo periodista Roberto Mora, director del periódico El Mañana de Nuevo Laredo.

A las palabras le siguieron los hechos. Mario e Hiram han dicho que fueron torturados y abusados sexualmente durante su detención para obligarlos a confesar un crimen que no cometieron.

Y la promesa de los agentes judiciales fue cumplida. Veinticuatro horas después de haber denunciado de nuevo a sus presuntos torturadores en una explosiva entrevista publicada por El Mañana, Mario Medina fue a su vez asesinado, el 13 de mayo, en la cárcel de Nuevo Laredo. Su cuerpo presentaba 88 lesiones de arma punzo-cortante e indicios de abuso sexual.

"Es un asunto entre homosexuales", corearon los medios radiofónicos de Nuevo Laredo, capital del estado de Tamaulipas, una de las zonas fronterizas con Estados Unidos en la que parecen ir de la mano el crimen organizado, la intimidación a periodistas (27 agresiones y 5 periodistas muertos durante los últimos cinco años) y la homofobia.

Las autoridades imputaron de inmediato el asesinato de Mario Medina a un reo conocido como "El Pitufo". Éste declaró primero a El Mañana que lo apuñaló por una riña en el campo de futbol, pero después cambió su historia, afirmando que la víctima lo "acosaba" sexualmente.

Repercusiones
El doble crimen en Tamaulipas ha generado tirantez diplomática con Estados Unidos, una escalada de denuncias de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Reporteros sin Fronteras y la formación de la Comisión en Memoria de Roberto Mora, que realizó una investigación independiente.

El embajador de Estados Unidos en México, Antonio Garza, reaccionó de inmediato ante la muerte de Mario Medina, pidiendo al gobierno mexicano "una investigación detallada de su asesinato y de la falta de protección para su persona, la cual fue solicitada en repetidas ocasiones".

En un comunicado, la embajada estadounidense subrayó que desde principios de abril venía expresando a las autoridades mexicanas su preocupación por la seguridad y el bienestar de Mario Medina, a raíz de "la supuesta tortura de la que fue objeto con el propósito de que confesara, mientras se encontraba detenido por autoridades policiacas mexicanas".

Según el comunicado, "funcionarios consulares de la embajada de los Estados Unidos que visitaron al señor Medina en la prisión, habían alertado en repetidas ocasiones a las autoridades del centro de detención sobre la necesidad de brindarle protección. La última visita de un funcionario consular se llevó a cabo el 12 de mayo, la víspera del asesinato".

Amnistía Internacional se manifestó a fines de mayo "gravemente preocupada por la seguridad de Hiram Oliveros". Desde entonces está llevando a cabo una campaña internacional para que las autoridades protejan a Hiram. La organización de derechos humanos también exige a las autoridades que investiguen a fondo los asesinatos de Mario Medina y el periodista Roberto Mora y las denuncias de torturas homofóbicas contra Hiram y Mario, y que garanticen la seguridad de los periodistas en Tamaulipas, "para que ejerzan su trabajo sin miedo y represalias".

Amnistía Internacional dice que la tortura y los malos tratos "están muy extendidos en México". Ha documentado "numerosos casos de presos que han sido condenados basándose principalmente en confesiones obtenidas mediante tortura. Los tribunales rara vez impugnan estas confesiones, ni siquiera cuando los acusados se retractan de ellas y denuncian haber sido torturados".

La Comisión en Memoria de Roberto Mora realizó sus investigaciones en Tamaulipas del 22 al 24 de abril, en medio de un "gran clima de tensión" según algunos de sus integrantes A fines de mayo, la Comisión dio a conocer un detallado informe de 35 páginas en que se documentan las incongruencias, la indolencia y la homofobia de las autoridades estatales y locales y se pide que la procuraduría federal (PGR) asuma control del caso. La Comisión está integrada por el Pen Club de México, el Centro de Estudios Fronterizos y de Promoción de los Derechos Humanos, Periodistas Frente a la Corrupción, el Centro de Periodismo y Etica Pública y Libertad de Información México (Limac).

Construcción homofóbica de un crimen
Para Alan García, abogado integrante de la Comisión, lo más grave ha sido el cúmulo de pruebas que demuestran que las autoridades construyeron un "crimen pasional" en torno al homicidio del periodista Roberto Mora, "con claros tintes de homofobia" y con infinidad de "puntos oscuros" para desviar la atención de pistas que puedan involucrar a las autoridades vinculadas con el narcotráfico, denunciadas por Mora durante los poco más de tres años que dirigió el periódico tamaulipeco.

El relato de lo acontecido la madrugada del 19 de marzo revela el cúmulo de incongruencias en torno al caso.

A las 2:12 de la madrugada de ese viernes, una llamada al servicio de emergencias de la policía desde la casa de Hiram Oliveros informó de un cuerpo tirado en medio de la calle.

La policía municipal fue la primera en llegar. La camioneta del periodista Roberto Mora, una Ford Escape amarilla, estaba mal estacionada, con el motor y las luces apagadas, con la puerta del conductor abierta y todas las ventanas cerradas, excepto la del copiloto. A pocos pasos estaba el cuerpo de Mora, de 44 años. Había sido apuñalado 26 veces.

Según la fiscalía, los vecinos interpelados dijeron no haber visto o escuchado nada, excepto Mario Medina e Hiram Oliveros, quienes refirieron oir la caída del bote de la basura con el que la víctima había tropezado al ser atacado.

La versión de los hechos contada por Mario e Hiram a la Comisión en Memoria, en abril, es más ominosa. Según ellos, a las 3 de esa madrugada, agentes judiciales irrumpieron arbitrariamente en su domicilio, tratándolos ya como sospechosos del crimen. Cuando los agentes se negaron a retirarse, ambos se refugiaron en una de las habitaciones, pidiendo ayuda por teléfono a sus respectivas madres e, Hiram, a varias personas de su trabajo.

Mario fue llevado entonces a declarar y dice que le aplicaron en un laboratorio una sustancia en las manos para comprobar si existían rastros de sangre. La prueba resultó negativa. Por esta razón, cree que fue dejado en libertad.

Sin embargo, una semana después, en la noche del viernes 26 de marzo, los agentes judiciales se volvieron a presentar en el departamento de Mario e Hiram y los detuvieron. El día anterior habrían encontrado un cuchillo "ensangrentado" en la cocina del departamento de la pareja.

La fiscalía argumentó que se les detuvo sin orden judicial de aprehensión y sin la presencia de un abogado para "evitar que huyeran," después de un viaje de un día que los inculpados realizaran a Monterrey. Acusaron a la pareja de pretender "huir", a pesar de que existe una carta de la empresa donde laboraba Hiram en la que se prueba que el viaje era por razones laborales.

La Comisión en Memoria, por el contrario, llegó a la conclusión de que se trató de una "detención arbitraria."

Confesiones contradictorias
Según las autoridades, apenas a las tres horas de estar detenido, Mario Medina culpó del asesinato del periodista a Raúl Coss, un ex compañero de trabajo de Hiram, su pareja. Detenido en Mexicali, Baja California, Coss, según la versión oficial, negó la acusación y culpó a Mario del crimen, asegurando, con lujo de detalles, que éste tenía un carácter celoso e impulsivo. Desde entonces, las autoridades construyeron sólo la línea del "crimen pasional": Mario habría asesinado al periodista al sospechar que éste mantenía una relación con su pareja, Hiram.

En la mañana del domingo 28 de marzo, Mario exoneró a Raúl Coss y se declaró a sí mismo culpable. En el video de la fiscalía describe cómo acuchilló al periodista y regresó rápidamente a su casa a bañarse mientras Hiram, su pareja, limpiaba sus huellas y lavaba el cuchillo.

Durante la confesión de Mario estuvo presente su abogado, Hugo Barrera, que, en un obvio conflicto de intereses, había fungido también como "abogado defensor" de Raúl Coss. El video muestra que el abogado no solo no hizo esfuerzo alguno por ayudar a Mario sino que contribuyó a su ruina, rechazando que le fuera necesaria la asistencia consular, a pesar de ser ciudadano estadounidense, y haciendo comentarios despectivos sobre la orientación sexual de sus propios clientes.

El consul de Estados Unidos en Nuevo Laredo, Michael L. Yoder, no fue notificado del arresto de Mario Medina hasta el lunes 29 de marzo. Yoder expresó a la prensa local su extrañeza por la conexión que las autoridades trataban de establecer entre la homosexualidad y el crimen. "No estamos contentos con los actos de las autoridades para presentar esta información al público y tengo que preguntar por qué, a qué puede servirles. ¿Qué relación hay entre su orientación sexual y la complicidad de su culpabilidad?", afirmó Yoder.

Otro vuelco en el caso
El caso daría otro vuelco espectacular el lunes 29 de marzo. Presentados al juez segundo de lo penal, Mario e Hiram retractaron sus confesiones anteriores y afirmaron haber sido torturados y forzados a incriminar, primero a Raúl Coss, y después a sí mismos. Mario mostró al juez huellas visibles de golpes en la espalda, el pecho, los brazos y las piernas.

Los médicos de la fiscalía de Tamaulipas, sin embargo, persistieron en afirmar que ni Mario ni Hiram presentaban señas visibles de violencia. El fiscal, Francisco Cayuela, incluso dijo a un canal de televisión estadounidense de la frontera que los golpes que Mario había mostrado al juez se los había hecho él mismo "en algún gimnasio al que habría acudido a ejercitarse"

Exámenes médicos realizados cuando Mario ingresó a prisión y proporcionados por sus abogados a la Comisión en Memoria, confirman que aquél presentaba excoriaciones y hematomas en varias partes del cuerpo. A su vez, el consulado de Estados Unidos en Nuevo Laredo tiene fotografías de Mario tomadas el propio 29 de marzo que muestran huellas presuntamente dejadas por los golpes.

Los agentes Israel Castellanos, jefe del grupo de la policía judicial, y Adán Nava, identificado por Mario e Hiram como sus torturadores, fueron citados por el juez para ser careados con los acusados, pero no se presentaron ya que, según la versión oficial, se encontraban fuera de la ciudad por razones de trabajo. En junio, luego de varias cancelaciones, el careo por fin se efectuó.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos ha documentado que en febrero de 2001 el agente Israel Castellanos detuvo arbitrariamente, mantuvo incomunicado y torturó a un joven (queja 28/2001). Nunca se le sancionó.

Dudas sobre la versión oficial
La viuda del periodista asesinado dijo en una carta abierta publicada en El Mañana el 29 de marzo que el caso dejaba "aún dudas" y pidió a las autoridades que presentasen "pruebas irrefutables". Mientras tanto, las autoridades seguían interrogando a trabajadores del periódico acerca de la presunta vida gay de su ex director.

El actual director editorial de El Mañana, Martín Holguín, dijo que el periódico está inconforme con la versión oficial del asesinato de su predecesor, Roberto Mora. "Exigimos un esclarecimiento total de los hechos, que se declare abiertamente si se trata o no de un atentado contra la libertad de expresión, o bien que descarten la existencia de un autor intelectual... No nos conformamos con historias débiles como la que planteó la policía, necesitamos razones fuertes y terminantes", declaró.

Holguín argumentó que algunos de los puntos oscuros son: la escena del crimen se ensució mucho; las autoridades describen al supuesto asesino, Mario Medina, como un sicópata frío pero a la vez sostienen que no tuvo cuidado en deshacerse del cuchillo; es poco creíble que la pareja de jóvenes no haya intentado huir; el móvil del asesinato es débil porque a la policía "nada más se le ocurrió que Mora andaba con Hiram...esos son poco creíbles".

En su entrevista con El Mañana, veinticuatro horas antes de ser asesinado en la cárcel, Mario Medina dijo que confesó "todo lo que quisieron que dijera, ya que me habían torturado mucho y me dijeron que si no me echaba la culpa, me iban a volver a golpear..".

Negando haber matado al periodista, Mario argumentó: "el cuchillo que dicen que utilicé para matarlo estuvo una semana en el departamento.... Ahí estuvo todo el tiempo en la barra y lo puse ahí después de terminar de cocinar. Cómo iba yo a limpiarme la sangre, limpiar la del patio de la casa, lavar el cuchillo, esconder las ropas y todo lo demás sin dejar huellas en 10 minutos... Creo que es imposible hacer eso".

¿Encubrimiento?
En su informe, que Mario Medina no vivió para leer, la Comisión en Memoria dice que su "hallazgo más relevante" es que los expertos forenses consultados opinan que el arma con la que presuntamente fue asesinado Roberto Mora (un cuchillo "de un solo filo") "no coincide con la descrita en la autopsia" efectuada por la fiscalía de Tamaulipas ("una navaja de doble filo"). La irregularidad más saliente que descubrió la Comisión es por qué la fiscalía "no investigó otros posibles móviles del crimen".

Esta falta absoluta de investigación en torno a otras líneas ha sido muy criticada también por la prensa local y las organizaciones internacionales. Es particularmente extraña dado que Roberto Mora era enemigo jurado de las dos fuerzas que dominan la delincuencia en Tamaulipas, a las que denunciaba con frecuencia en su columna, firmada con el seudónimo El Puente: el narcotraficante Cártel del Golfo y el grupo de sicarios conocido como Los Zetas, dirigido por desertores de élite del ejército mexicano.

El Centro de Estudios Fronterizos y de Promoción de Derechos Humanos (CEFPRODHAC), con sede en Reynosa, Tamaulipas, ha documentado 27 ataques contra periodistas en los últimos cuatro años y cinco meses, período que cubre la administración del gobernador Tomás Yarrington Ruvalcaba. Cinco de esos periodistas fueron asesinados. Todos los crímenes han quedado impunes. Estos 27 casos no incluyen los abusos cometidos por corporaciones policiacas federales y fuerzas militares.

Con Roberto Mora, el móvil de "crimen pasional gay" se utiliza por primera vez para explicar el asesinato de un periodista en México. El inculpado, Mario Medina, está muerto. Hiram Oliveros, su pareja, está incomunicado y sus familiares temen por su vida.

Frente a la creciente ola de denuncias, incluyendo las presiones de la embajada estadounidense, el gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington Ruvalcaba se ha comprometido esclarecer el doble crimen e investigar las denuncias de tortura. Pero hasta el momento, poco o nada se ha hecho.



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